En 1956 Eero Saarinen recibe uno de sus últimos encargos: crear el terminal para Trans World Airlines en el aeropuerto ldlewild de Nueva York. En ese momento, cada compañía intentaba eclipsar a sus competidoras con sus propios terminales a la manera que los países lo hacen con sus pabellones en las ferias mundiales.
La planificación general se realizó entre 1947 y 1954 a manera de subdivisiones residenciales en los alrededores de Long Island. El sitio de la TWA, en forma de cuña, estaba justo en el medio. Justo en el eje con la entrada del aeropuerto, una posición que es difícil apreciar hoy a la luz de la gran expansión de las instalaciones de lo que ahora se llama John F. Kennedy (JFK) Aeropuerto Internacional.
Saarinen fue la elección perfecta para el proyecto de TWA, porque el presidente de la compañía, Ralph Dawson, quería un edificio que capturara “el espíritu del vuelo… un edificio en el que la propia arquitectura expresa el drama, el carácter especial y la emoción de los viajes; no un lugar estático, cerrado, sino un lugar de movimiento y transición”.
Los aeropuertos eran relativamente nuevos cuando Saarinen recibió el encargo, la aviación estaba cambiando rápidamente y las terminales aéreas carecían de una forma establecida. Cabe destacar que en 1959 por primera vez en la historia, el número de personas que cruzaron el océano por el aire supero al de aquellas que lo hicieron por el mar.
El terminal TWA incorporró muchas nuevas ideas que se convirtieron en práctica habitual: el check-in, la separación de los pasajeros de su equipaje, que es llevado a los aviones en la planta baja mientras que la gente se mueve a las salas de embarque en aceras con forma de “dedos”. Los pasajeros que llegan recuperaron por primera vez el equipaje que se movía en carruseles, para posteriormente acceder al ala derecha, mientras los pasajeros de salida lo hacen en el ala izquierda, y todos se reunieron en la exuberante sala abovedada, un lobby de doble altura.
Uno de los arquitectos del equipo cuenta que cuando estaban tratando de encontrar la forma correcta, una mañana, mientras Eero estaba desayunando, utilizo una cáscara de pomelo para describir el techo del terminal. Empujó hacia abajo en su centro abultando para imitar la depresión que él deseaba. Esta fue la semilla de la forma de la cáscara.
“Poco a poco”, dijo Saarinen, “hemos desarrollado una línea más fluida para el puente que conecta los balcones, las escaleras que conducen a ellos a cada lado y las superficies de todo el conjunto”.
Más de 130 planos detallados se hicieron en la oficina de Saarinen para desarrollar todas las costillas y la conexión para el encofrado que debía dar forma al hormigón. La creación de estos dibujos adicionales requirió cálculos, algunos de las cuales fueron realizadas por ordenador en un momento en el que la tecnología informática al servicio de la arquitectura era muy incipiente.
El Terminal, cerrado desde la desaparición de la TWA en 2001, volverá a vivir. Actualmente se está integrando en una ampliación de la terminal de JetBlue, que combina las terminales actuales 5 y 6, en un esquema que conserva gran parte de la estructura original de Saarinen.