En sus 14 años de existencia, intercalado entre dos guerras mundiales, la escuela de arte y diseño Bauhaus cambió para siempre el aspecto de la modernidad y revolucionó el pensamiento crítico, creativo y artístico del mundo.
La escuela fue fundada por Walter Gropius y contó entre sus miembros más destacados con Josef y Ann Albers, Wassily Kandinsky, Paul Klee, Oskar Schlemmer, Marianne Brandt y Ludiwg Mies Van der Rohe, que luego extendieron su herencia hacia el mundo, ya que muchos se vieron forzados a emigrar por la coyuntura política de aquella tan convulsionada Alemania de la primera mitad del siglo pasado.
Profesores y estudiantes realizaron un intercambio carismático y creativo, de diversos estilos y preferencias artísticas, pero siempre con un hilo conductor, que era concebir una obra de arte total que englobara diferentes prácticas y medios. De ahí que encontraremos creaciones inspiradas en la bauhaus, aparentemente tan disimiles entre sí, como la arquitectura o la tipografía, el diseño industrial o la pintura. Todo ello en las tres ubicaciones que tuvo la escuela: Weimar, Dassau y Berlín.
A pesar de los cambios que experimentó entre 1919 y 1933, la Bauhaus siguió siendo el modelo ejemplar de la reforma de formación artística antiacadémica de la República de Weimar.
La arquitectura en especial, reflejó esta impronta. En primer lugar procuraba evidenciar en el exterior, su función interior. Se hacía referencia al movimiento y la circulación de nuestro tiempo: “algo flotante, liviano y movido rítmicamente”. Todo esto había sido posible gracias al uso de los nuevos materiales: hierro, hormigón armado y vidrio. Siempre bajo la premisa principal: la necesidad de que le arte transformara la vida cotidiana. En los talleres Bauhaus se había logrado literalmente una solución novedosa para cada detalle a través de una simbiosis de arte y técnica.
A partir del cierre de la bauhaus en 1933, Gropius comenzó a integrarla a sus conferencias. La despojó de historia y nacionalidad. Desde entonces tuvo la convicción de haber creado un modelo de enseñanza atemporal y valido para todo lugar, un “denominador general de diseño”
Por Santiago Lejtman.